Cuba padece una crisis sistémica debido al agotamiento del modelo político vigente desde hace 61 años y su escasa legitimidad popular; la anemia estructural de su economía, tras años de experimentos voluntaristas y la dependencia reiterada de un socio externo; la combinación de desgastes político y económico genera desamparo de la mayoría de la población, especialmente los sectores más vulnerables, ancianos, mujeres, enfermos crónicos y negros, que soportan un mayor coste humano con la impuesta dolarización de la economía y el desabastecimiento de los mercados en pesos cubanos.
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Last modified: 4 de noviembre de 2020