Ecuador acaba de reestructura $ 17.4 mil millones de su deuda internacional, logrando en la negociación varios beneficios: extensión en los plazos de pagos, descuentos en el capital y reducción de intereses. A esta negociación se suma la reprogramación de una parte de los pagos al China Development Bank. Estas gestiones exitosas del Gobierno ecuatoriano representan un alivio para este país fuertemente golpeado por el Covid-19 y por la bajada de los precios del crudo.
Una de las urgencias actuales de muchos gobiernos es precisamente renegociar los plazos y condiciones de su deuda externa.
De su capacidad para conseguir ventajas de los acreedores, pero a la vez no quedar como “mala paga”, depende que puedan seguir captando recursos financieros en estos momentos que tanto se necesitan para reactivar las economías y hacer frente al aumento galopante del gasto público.
Por motivos pragmáticos a veces los acreedores optarán por reducir su retorno o aplazarlo, antes que no tenerlo o entrar en un largo y complejo pleito internacional. Pero la confianza en el país deudor también influye.
Aunque si de deudores se trata, pareciera que cada vez se le hace más difícil la cosa a los que siempre quedan mal y culpan a los demás de sus propias ineficiencias y corrupciones.
Last modified: 9 de octubre de 2020